Humo sobre papel.
150×100 cm.
2021
I. El proyecto surge en los primeros meses del año 2020 a partir de una indagación visual que realicé en Google luego de recibir la invitación a participar en la “Bienal Nómade, Capítulo Guayaquil”. Intuitivamente, al introducir en el motor de búsqueda el nombre de la ciudad Guayaquil, se desplegaron múltiples imágenes a modo de postales que retrataban lugares/destinos turísticos, alternadas con fotografías de personas fallecidas por COVID19: seres humanos embalados en plástico, ecuatorianos depositados en las calles o en sus propias casas a la espera de su retiro y una posterior digna despedida de los suyos, que en muchos casos nunca llegó. Imágenes que se han ido repitiendo en otros partes del mundo, con cuerpos abandonados por miedo a contagiarse de una enfermedad que sigue llevándose a todos por delante, junto a familiares impedidos de realizar un proceso de duelo adecuado. Imposible no reflexionar en torno a nuestra precariedad, la de saber que hay seres humanos de segunda categoría, los mismos que importan solo como parte de una cadena productiva, donde los otros, los que más recursos tienen, viven cuarentenas en condiciones de lujo y viajan a Miami a vacunarse.
El contraste entre las imágenes que arrojaba el buscador web, emergía como una tremenda muestra de lo que se empezaba a vivir en todo el planeta. El inicio de una pandemia que parece no terminar nunca y que en el camino ha dejado muchas otras imágenes tristes. Una crisis perfecta a nivel mundial, que tiene a nuestro continente sumergido en las aguas oscuras de la desorientación sanitaria, la falta de ayudas económicas y en un desastre sociocultural que nos acompañará por muchos años.
II. Me propuse entonces, en un ejercicio simple, realizar el traspaso de algunas de estas imágenes con humo a papel para, a modo de testimonio, dejar rastros evocadores que contribuyan a conservar y recuperar en el futuro parte de la memoria de este tiempo trágico y sombrío.
Centrado en los conceptos revelar, tal y como se entiende en el proceso fotográfico: hacer visible las imágenes y velar como sinónimo de ocultar, elaboré una serie de 6 obras gráficas de 150 x 100 cm cada una, a partir de un procedimiento experimental que me permite configurar una imagen con el pigmento que se obtiene de la quema de aceites, el humo traspasa una plantilla sujeta a un bastidor depositándose en el papel.
Las sucesivas capas de humo que traspasan la plantilla, tensionan la luz en las imágenes que conforman los instantes revelados, al mismo tiempo que los vela. Transitando entre hacer visible y ocultar, esta serie de obras se sitúa en ese espacio difuso en que los gobiernos manejan la información y esconden casos buscando exponer una versión más optimista de la realidad, todo esto en contraposición a las posibilidades que nos entrega la internet, de buscar, recibir y divulgar contenidos digitales, permitiendo conocer y seguir en tiempo real lo que está sucediendo, tanto a nivel local como en otros países que tienen más tiempo de exposición al COVID19.
III. Toda esta atmósfera desalentadora traspasada al papel, alberga una latencia que aparece, por un lado, como un pulso que fija la mirada en lugares turísticos y por otro, en ciudadanos víctimas del virus y de las desigualdades estructurales de América Latina. Estas imágenes fijas y monocromas, casi evanescentes decretan, en mi propio discurso, la fragilidad de nuestra especie.