Técnica Seca: Rastro del tiempo y memoria de lo doméstico

 

 

Sala MAS (Museo Arqueológico de Santiago) del Museo de Artes Visuales MAVI UC

2022

 

Cruce entre obras del proyecto “Técnica seca” con piezas arqueológicas de la colección del MChAP. Humo sobre telas y estructuras metálicas (protecciones de ventas); Siete pipas “Quitras” premapuche y diez piezas de alfarería doméstica: dos vasijas estilo Pitrén (400- 1000 d.C.), una olla de la cultura Molle (0-600 d.C.), una olla y un cántaro cultura Mapuche-Valdivia (1600 d.C.), dos escudillas monocromas de la cultura Aconcagua (900-1535 d.C.) y las piezas etnográficas mapuches, dos jarros pato “Ketru Metawe” y una olla tiznada.

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Enciendo un pequeño mechero improvisado con materiales que encuentro en el taller, como quien enciende el fogón sobre el cual cocinar la comida familiar. Sobre el mechero se encuentra una parrilla metálica; extiendo las telas encima de esta, cubro todo y espero. La espera es más corta que la de la olla de cerámica sobre el fogón, más larga que la de quien se dispone a fumar de una quitra. Espero, lo suficiente como para que el rastro del fuego deje su marca sobre la superficie plana y delgada de las telas, consciente y expectante.

El resultado es muy similar, o acaso el mismo que identifica las ollas de cerámica Pitrén. Me pregunto si las marcas de hojas de árboles y plantas sobre estas piezas, con más de 1000 años de antigüedad, fueron completamente conscientes e intencionadas. Si quienes las produjeron también hicieron distintas pruebas hasta encontrar la mejor manera de plasmar el contorno de las hojas sobre la superficie de las ollas y jarros, como hice yo para reproducir imágenes fotográficas con humo. ¿Habrá sido para ellos un descubrimiento accidental? ¿Cómo habrán manejado la intensidad del fuego y la concentración del hollín?

Rastro del uso, de la cocina, del ritual, del oficio. No sólo en las marcas que deja sobre las superficies, sino también en su simbólica materialidad: para el pueblo mapuche, el vaho que se expulsa al fumar es una forma de visualizar el aliento y el alma, de purificar, de expandir la palabra, de conectar la tierra con el cielo, un vehículo hacia el wenumapu. Para mí, una manera de revisar mi álbum fotográfico, de conocer mi herencia familiar, de encontrarme y conectar con otros desde el hacer, más allá del tiempo, de viajar en el tiempo. El humo es el rastro del tiempo, de la historia, de la presencia, de la familia, del hogar, de la memoria individual y colectiva que se hace presente y transita hacia el pasado de forma volátil y etérea.