DIAGNÓSTICO TERMINAL / Habitación 308

 

 

Humo sobre muro. Intervención directa con humo sobre el cielo de la habitación 308 del ex Hospital del Seguro Social de Cuenca, Ecuador.

2018

 

Diagnóstico Terminal, es el tema de la segunda edición de la Bienal Nómade, Gigantes a la Deriva, que bajo la curaduría de Hernán Pacurcu Cárdenas y Víctor Hugo Bravo reúne a un grupo de artistas en el ex Hospital del Seguro Social de Cuenca, Ecuador.

 

Próximo al centro histórico de la ciudad de Cuenca, sobre un terreno compuesto por dieciséis mil metros cuadrados de terreno, emerge el edificio del ex Hospital del Seguro Social. El espacio colosal, es la plataforma donde se desarrolla un dispositivo artístico dispuesto en tres áreas.


La primera, a la entrada del edificio, el centro de operaciones y residencia. La segunda área más derruida, que abarca lo que fuera la sala de quirófanos, las salas de cuidados intensivos, la sala de niños y las habitaciones indistintas para pacientes, el lugar de trabajo, en el que, cada artista, ha ejecutado un proyecto expositivo cuyo tema curatorial está enfocado en potenciar el espacio y la tesis propuesta por la curaduría. Al final del recorrido, se dispone el espacio tal cual ha quedado en ruinas y que no será intervenido, con la idea de dejar al descubierto, el estado del prolongado abandono. (http://leedor.com)

 

Habitación 308-310, es un ejercicio de memoria, que busca rescatar historias de pacientes del antiguo Hospital del Seguro Social de Cuenca. En este caso, la positiva experiencia de dar a luz de dos mujeres cuencanas Fernanda Reinoso y María Astudillo. Las obras han sido elaboradas en el cielo de las habitaciones 308 y 310 del hospital, a partir del traspaso con humo de fotografías pertenecientes a Fernanda y María, imágenes de sus álbumes familiares en las que aparecen madres e hijos (nacidos en el hospital) en situaciones cotidianas. En la intervención, humo, fotografía y espacio, se desplazan a la relación entre identidad y patrimonio, sumando elementos simbólicos que refuerzan el sentido de pertenencia, de un lugar que se ha instalado en el imaginario colectivo y personal de cada uno de los habitantes de Cuenca.