Silencio en marcha / Silêncio em movimento

 

 

Del 24 de junio al 22 de julio 2023. Galería Casa D’Alva. Fortaleza, Brasil.
Curador: Hernán Pacurucu.

 

“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha.” Víctor Hugo (1802 – París, 1885)

 

El título de la exposición alude a la idea de un movimiento silencioso y aparentemente invisible que ocurre en nuestro entorno, pero que tiene un impacto significativo en nuestros ecosistemas. La exposición presenta una selección de obras gráficas elaboradas con humo sobre papel, pertenecientes a los proyectos “Insecta” (2022) y “Plantae” (2023).

 

En un mundo amenazado por el cambio climático, la explotación desmedida y la devastadora pérdida de hábitats, se vuelve imperativo dirigir la mirada hacia aquellos organismos cuyas vidas –y muertes– en general pasan desapercibidas ante nuestros ojos: seres más vulnerables y menos apreciados de nuestro entorno, como son los insectos y las plantas. Poner atención en lo pequeño e insignificante guarda relación, tanto con la capacidad de ver aquello que usualmente no es visto, notado o considerado, como con atender a ciertos asuntos que han sido deliberadamente invisibilizados, como su impacto en nuestros ecosistemas. Es una búsqueda por prestar más atención a lo común en nuestras vidas, a su observación asombrada y minuciosa, y a cuestionar lo que damos por sentado.

 

“Insecta” toma como punto de partida especies de insectos vinculados a la vida que emerge luego de la muerte, como moscas, avispas, escarabajos, polillas. Este proceso comúnmente ignorado se desarrolla en los cadáveres, donde los insectos descomponedores son fundamentales para el funcionamiento de los ecosistemas y la subsistencia de las redes de interacciones biológicas.

 

“Plantae” parte de las creencias populares y los saberes ancestrales sobre plantas, explorando la brecha entre el conocimiento y la creencia, así como entre lo objetivo y lo subjetivo, a partir de nuestras experiencias personales con ellas. 

 

El humo es el elemento principal en la configuración de las obras. El control y el azar determinan la cualidad evocadora de las obras, donde el humo simboliza tanto el silencio como la delicadeza de la existencia natural, así como la relación entre la vida y la muerte. El humo se presenta como una metáfora que transmite la impermanencia y la transitoriedad de la existencia: al igual que el humo que se disipa y desvanece, todo en este mundo es temporal y efímero. A través de este diálogo entre la naturaleza y la muerte, encontramos un recordatorio de nuestra propia transitoriedad y la necesidad de escuchar la voz silenciosa de la naturaleza antes de que sea demasiado tarde.